Por: Entrox Licher
El 6 de marzo de 2013, se reveló al público en general que el presidente de Venezuela durante los últimos 14 años, Hugo Chávez Frías, había muerto.
Esto ha causado gran conmoción en todo el mundo, y ha dejado a muchos con sentimientos encontrados.
Chávez fue un dictador hambriento de poder que manipuló a Venezuela y su gente para que hicieran lo que él necesitaba, como por ejemplo la difusión del sistema socialista que él favorecía.
Instituyó una reputación terrible para Venezuela, lo que desató rumores acerca de cómo era de miserable la vida en nuestro país. Creó un miedo generalizado, repudio y odio no solo hacia sí mismo, sino también hacia el país.
Debido a esto, muchas personas se regocijan con la noticia de su muerte, mientras que otros tantos lo lloran, porque Chávez tuvo muchos seguidores fieles y creyentes. Pero la gente no debería alegrarse, por dos sencillas razones. La primera de ellas es la ética. El hecho de que nadie debe estar feliz por la muerte de otro ser humano. Yo, personalmente, no estoy triste por su muerte. También creo que no está bien estar feliz. La segunda razón, más racional, es que la muerte de Chávez no ha salvado a Venezuela. El país todavía tiene un sinnúmero de funcionarios corruptos, que son su legado. Venezuela sigue en riesgo.
La muerte de Chávez ha creado una oportunidad.
Creo que si los venezolanos solo se detienen a observar, contentos y aliviados con la muerte de este dictador, el país caerá en las manos de otro individuo hambriento de poder, el más probable, Nicolás Maduro, vice-presidente de Chávez y su heredero escogido a dedo.
Los venezolanos deben tomar la situación en sus propias manos, y golpear el metal mientras está caliente. El profundo hueco en el que el país ha sido inmerso, ahora se ha descubierto, dejando un rayo de luz en la distancia. Si el pueblo de Venezuela lucha por recuperar su antigua gloria, lo va a lograr.
Al igual que ha ocurrido una y otra vez, un dictador dominó a un pueblo. Por lo general, el pueblo ha sido capaz de devolver el golpe a los dictadores y liberarse de la opresión. Pero a veces, el poder del dictador es demasiado fuerte, y hay que esperar a que llegue el momento correcto. Este es el momento para Venezuela. Todos estos pasados dictadores han caído, al igual que sus legados, que a menudo son más difíciles de derribar. El dictador de Venezuela ha caído por sus propias vicisitudes. El resto depende ahora de los venezolanos.
No debemos sentir alegría por la muerte de Chávez, sino más bien, por la oportunidad que su muerte ha creado. La oportunidad está aquí. El opresor ha caído. La opresión es débil. El momento es ahora.
A Chance for Venezuela
On the 6th of March 2013, it was revealed to the general public that the president of Venezuela for the last 14 years, Hugo Chávez Frías, is dead. This has caused great uproar all around the world, and has left everyone with mixed feelings.
Chávez was a power-hungry dictator who manipulated Venezuela and her people into doing what he needed, such as spreading the socialist system that he favored. He created a terrible reputation for Venezuela, sparking rumors about how miserable life in Venezuela was, and creating general fear, disgust, and hatred not only towards himself, but the country as well.
Because of this, many people rejoice at the news of his death, while just as many mourn, for Chávez had many faithful followers and believers. But people should not rejoice, for two simple reasons. The first one, the ethical one, is the fact that one should never be happy over the death of another human being. I, personally, am not sad about his death, but I think it wrong to be happy either. The second, more rationalist, reason is that Chávez’s death has not saved Venezuela. The country still has a countless number of corrupt officials left by Chávez as his legacy. Venezuela is still at risk. Chávez’s death has created an opportunity.
I think that if Venezuelans simply stand by, content with the death of this dictator, the country will fall into the hands of another power-hungry individual, most likely Nicolas Maduro, Chávez vice president and hand-groomed heir.
Venezuelans must take the situation into their own hands, and strike while the metal is hot. The hole that the country has been dug into has now been uncovered, leaving a patch of light high in the distance. If the people of Venezuela fight to reclaim their country’s former glory, they will do it.
Just as it has happened time and time again, a dictator took over a populace. Usually the people are able to strike back at the dictators, freeing themselves from oppression. But sometimes, the dictator’s hold is too strong, and the right moment must appear. This is the moment for Venezuela. All of these pat dictators have fallen, and so too had their legacy, which is oftentimes harder to topple. Venezuela’s dictator has fallen of his own accord. The rest is up to the people.
Still, one should not feel joy for the death of Chávez, but rather, joy for the opportunity his death has created. The opportunity is here. The oppressor has fallen. The oppression is weak. The time is now.