Por: Azael Carvajal
azcarma@yahoo.com
La marcha de apoyo al proceso de paz, otra forma de libertad de expresión garantizada en nuestro régimen democrático.
Con gran entusiasmo saludamos la realización de la marcha de apoyo al proceso de paz en la ciudad de Bogotá, que tuvo lugar el martes 9 de abril, fecha que también nos recuerda un día fatal en nuestra historia del año 1948, con el asesinato del gran líder del partido liberal, Jorge Eliécer Gaitán, que se perfilaba como seguro presidente de la república.
Esta es la ocasión, más propicia que otras, para destacar la trascendencia que tiene la movilización de las personas, unidas con un solo propósito, cuya causa común es respaldar un esquivo y siempre anhelado proceso de paz que, en esencia, sería el inicio de una larga travesía para ir superando, poco a poco, las grandes desigualdades en todos los campos, entre los cuales, sobresalen por su evidencia, los relativos a lo social, lo económico, lo educativo, lo político, la falta de justicia pronta y eficaz, y el acceso a los servicios públicos como la salud y otros, que son inherentes y esenciales para la vida de toda persona.
Somos optimistas de que cuando una convocatoria como ésta, permite la voluntaria y consciente movilización de las personas, tal comportamiento se constituye en una forma clara y concreta del pleno ejercicio del derecho fundamental a la libertad de expresión. Especialmente, porque se realizada desde un escenario que, como las calles y plazas las públicas, son los lugares adecuados para que todos, aunque en otros asuntos tengamos concepciones y posiciones diferentes, en esta oportunidad, encontramos un gran consenso que nos une.
Un régimen democrático, tiene entre sus características universales, permitir la convivencia de distintos puntos de vista, lo que otros llaman diversas y plurales ideologías o concepciones sobre el mundo, pero siempre y cuando todos éstos, se expresen en forma pacífica y argumentada, y teniendo como denominador común, el rechazo a la violencia y la práctica de la tolerancia con el otro. Esa es la manera tan sencilla, pero a la vez tan difícil y compleja para de vivir y convivir, en todo momento, sobre todo, en la actualidad, cuando debemos reconocer que todos los derechos humanos, son el gran referente de la sociedad local, regional, nacional e internacional. A pesar de ser una utopía, seguimos fieles a ella, porque es la única manera, también, de formar a las nuevas generaciones en la vasta cultura que defendemos, de vivir respetando al otro.
Y la palabra bien dicha, con contenido que invite a compartir la conducta de la paz, es la mejor manera de aportar lo que puede hacer cada persona, con la idea de contribuir a la transformación de nuestra sociedad. Con toda certeza, si estamos convencidos de proceder de este modo, mañana tendremos un nuevo día, que sumado al día siguiente, ha de tener siempre efectos muy positivos.
Por todo lo anterior, saludamos con creciente entusiasmo, la marcha de apoyo al proceso de paz, como una clara y inequívoca manera de ejercer el derecho fundamental a la libertad de expresión y reclamar el también derecho y deber a la paz, que tanto y con suma urgencia, requerimos en Colombia, para empezar a cambiar nuestra cultura social y política.