Por Luis Pérez Gutiérrez
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Existen gobernantes que luchan por modificar y mejorar la realidad. Y hay otros, que trabajan por hacer creer que se mejoró la realidad. De ahí nacen los emperadores de la percepción. Se gastan más en manipular la conciencia ciudadana que en mejorar la realidad.
Se han puesto de moda comunicadores de masas que van por el mundo vendiendo la ilusión de la percepción. Buscan Gobernantes vacíos para construirles la percepción de líderes inteligentes e intachables. Y a una realidad infernal e insoportable le meten en la conciencia ciudadana elementos relajantes para que sientan confort en medio de la desgracia.
De tiempo atrás, la ciudad viene en una lucha velada entre realidad y percepción. Se ha puesto la moda de Gobiernos de Apariencias. Y para que un gobierno de apariencias se sostenga, tiene que hacer grandes inversiones para torcer el espíritu de los ciudadanos mediante estrategia imperceptibles de PERCEPCION.
Lo razonable sería que la percepción fuese de la mano con la realidad. Pero en La Ciudad han logrado distanciar la percepción de la realidad. Se ha inflado tanto la distancia entre percepción y realidad que estamos en la Burbuja de la Percepción.
La burbuja de la distorsionada realidad, está incubando una crisis profunda en la ciudad pues no se resuelven los problemas porque se ignoran.
Por fuera de la burbuja de las percepciones manipuladas resuenan las balas de los bandidos apoderados de la ciudad. Los desplazados de sus propios barrios caminan cargando un gran dolor que no alcanza para tanto sufrimiento. La movilidad de la ciudad se agrava y las soluciones se alejan. La economía de la ciudad se pauperiza y el empleo informal invade como si fuéramos a un abismo. Por fuera de la burbuja, la ilegalidad se carcome la ciudad.
Por fuera de la burbuja de la percepción, tenemos una educación herida de muerte. Los niños no van a clases por las balaceras y por las barreras invisibles de los ilegales que prohíben circular sin su permiso. Los maestros no dictan clases porque son amenazados y extorsionados. Los Colegios de Calidad están derruidos y dan muestras que los constructores o gobernantes en llave se robaron los dineros públicos.
Para resguardarse, y como ñapa para esconder la realidad, se crea una percepción social hipertrófica y exagerada de la honestidad de los gobernantes. Y como paradoja, igual ocurre con los bandidos: con una ciudadanía desinformada de la realidad, los bandidos crecen, son más libres y prósperos. En la percepción manipulada, le va bien al gobernante y le va bien al bandido, al mismo tiempo. A la ciudadanía le va mal y está mal educada respecto a la realidad.
Los brujos recomiendan a los gobernantes poner a vivir a la gente en una burbuja de percepción que desdibuje la realidad a gusto de los interesados. Hay especulación con la realidad social de la ciudad. Estamos ante una percepción manipulada para engañar o embobar a los ciudadanos. La realidad es dolorosa y la percepción es de felicidad. Y los problemas se multiplican esperando solución.
Urgen espinas para desinflar la burbuja de la apariencia antes que destruya la sociedad.